Por Felipe Argote
En cualquier obra
musical lo más importante por supuesto es la música. Estar en el estreno de
Maestra Vida en el Teatro Nacional con la orquesta de Roberto Delgado, la misma
que ha acompañado por los últimos años a Rubén Blades en todas sus
presentaciones es un privilegio que se puede tener muy pocas veces en la vida. Además,
es la primera vez que la orquesta de Roberto Delgado es parte de una obra de
teatro.
Maestra Vida es una
producción de Luis Posso asistido por Dayra Torres, dramaturgia de Renán
Fernández, Dirección de Edwin Cedeño, Dirección Musical de Roberto Delgado,
Dirección Vocal de Dino Nugent, coreografía de Ylca Arosemena que coloca
nuevamente en escena la historia de Carmelo Da Silva y Manuela Peré, una ópera
del genio de la música, el poeta Rubén Blades, el hijo de Anoland y Rubén,
nieto de Emma Bósquez espiritualista, rosacruz, vegetariana, pintora, poetisa y
activa militante feminista.
Es pues la segunda
vez que se coloca en escena en Panamá, pero es la primera en el Teatro Nacional
la primera ópera latina original escrita por nuestro Rubén Blades, Maestra
Vida. Según el autor toda su obra y está en especial fue inspirada por el
pueblo ficticio creado por la imaginación del escritor norteamericano William
Faulkner Yoknapatawpha County en el lenguaje indígena americano del grupo
étnico chickasaw que en español significa tierra divina.
La ejecución
musical de esta última versión por primera vez en el teatro nacional es inmejorable.
No podía ser menos con Roberto Delgado, Wichy López, Francisco Del Vechio, Juan
Berna y demás integrantes de la orquesta que sumado llevan más de 50 Grammys.
Eso fue a lo que asistimos esa noche.
De la puesta en
escena a mi juicio sobresalen tres interpretaciones, aunque el resto del elenco
hizo gran aporte: Marie Claire Marine o mejor Marie Crayyy cantante y bailarina
a quien recordamos de Vive La Música. Su ejecución como Manuela Peré fue
impecable y sus interpretaciones fabulosas en especial “Yo Soy una Mujer” tremendo
compromiso de interpretar la única canción que cantó la legendaria Anoland
Bellido de Luna madre de Rubén junto a su hijo. La otra fue la de Calito de
Sedas el cantante y compositor exintegrante del grupo timbero MecániK Informal quien
hace poco produjo el tema “Cambia la Mentalidad” El tercero es Luis Arteaga ya
experimentado cantante quien actuó en la primera versión.
A diferencia de la
versión de Bruce Queen y según entiendo de todas las demás versiones esta fue
la primera en tener un guion gracias a la pluma de Renan Fernández. Fue muy
bueno que no solo hubiera un cantante sino que cada canción la cantaran diferentes
artistas (hasta Andrés Morales cantó un pedacito) Pero aún mejor idea
introducir otras canciones adicionales de Rubén como Pedro Navaja, Ligia Elena
, Adán García. Por cierto, aquí me enteré de que el trompetista de Ligia Elena
era Adán Garcia asesinado de un disparo de la policía al intentar robar un
banco con una pistola de agua. “Amor y Control” y por supuesto “Patria “entre otras
inmortales canciones del maestro Rubén.
Para mi gusto
hubiera incluido mis dos favoritas “Canto Abacuá” y “Contrabando” pero se hace
evidente de que sería difícil meter en la historia a los fieles yoruba que avanzaban
con rumbo al bembé hace 100 años y hacer cruzar resbalando por el barrio al
indio firme en el remo, llevando su contrabando en el bote pensando… qué
tierra de maravilla como en el fangoso Orinoco.
Me gustó mucho el
cuerpo de baile moviéndose al estilo de la salsa en línea puertorriqueña,
aunque se le dice de Nueva York, llena de cambios de velocidad y de movimientos
repentinos a diferencia de la cubana llamada también salsa casino más pausada y
de movimientos constantes.
Una muy buena
puesta en escena que sin embargo tuvo sus fallas al no contar con programa virtual
y sin mención alguna de los más de 50 artistas en escena. Con todos los
aplausos que se llevan productor, orquesta, asistentes, etc. En el débil
mercado panameño para el gran talento que tenemos muchas veces el mayor pago a
los artistas es la publicación de su nombre en los créditos de su
participación. La ausencia de créditos al punto que tuve que escudriñar en los
medios digitales a los participantes principales es un esfuerzo que se le queda
debiendo la producción a los más de 50 artistas panameños y panameñas en escena
más los que estuvieron tras bambalinas y en el foso de la orquesta.
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