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12 de septiembre de 2018

QUÉ PASA EN ARGENTINA UNA PERSPECTIVA ECONÓMICA


Por Felipe Argote


Siempre reitero que me confieso un economista keynesiano, aunque soy menos keynesiano que la mayor parte de los economistas neoliberales que conozco.

Argentina es uno de los países más productivos del mundo. Tercer productor mundial de soja, tercer productor mundial de ajo, tercer productor mundial de limones, cuarto productor mundial de pera, cuarto productor mundial de maíz, cuarto productor mundial de carne, quinto productor mundial de manzanas, séptimo productor mundial de trigo, séptimo productor mundial de aceites, octavo productor mundial de maní.
Argentina produce alimentos para 440 millones de personas al año. Su población es de poco más de 44 millones de argentinos. Hay 2 millones, el 4.5% de la población, con déficit alimentario. Esto para los que hablan de soberanía alimentaria.

Actualmente Argentina tiene la tasa de interés en 60% y la inflación está por encima del 40%. Se ha producido un recorte en planilla de ministerios al 50%, se ha regresado a establecer impuestos a la exportación que fue el caballito de batalla de Macri en campaña electoral contra Kirshner. Se prometió eliminar los impuestos de exportación para elevar la exportación agrícola y de paso recibir más dólares del exterior. En diciembre del año pasado el peso argentino estaba en 17.5 pesos por dólar, hoy está por encima de 40 pesos por dólares.

En diciembre del año 2001, iniciando el milenio, el gobierno argentino evitó que sus ciudadanos sacaran sus propios ahorros en dólares de los bancos para sus compras navideñas. Fue la era del llamado “corralito”. Su ideólogo, el economista neoliberal Domingo Cavallo doctorado en Harvard. El resultado fue un levantamiento anárquico de los autoconvocados que se salda con la caída del gobierno de Fernando de la Rúa del partido conservador Unión Cívica Radical el 20 de diciembre de 2011, tras la muerte de 36 personas en los enfrentamientos entre la población y la policía. Tomó juramento como presidente Adolfo Rodriguez Saa quien renuncio el día antes de año nuevo. Finalmente toma posesión el primer día del año 2002 Eduardo Duhalde del partido peronista, quien había perdido las elecciones contra De la Rúa. Fue presidente hasta 2003 en que entregó el mandato a Nestor Kishner.

Inició entonces el reinado de los Kirshner, que termina justo cuando toma posesión el actual presidente Mauricio Macri en diciembre de 2015, cuando Cristina Fernández de Kirshner deja la Casa Rosada después de catorce años de gobierno peronista y doce de la familia Kirshner. Cristina lo abandona bajo escándalos de corrupción y una caída del PIB en 2014 del 2.5% y una recuperación débil en 2015 de 2.7%. Abandona el poder dejando tras de sí subsidios por 250,000 pesos al año, un 3% del PIB. El primer año de Macri la economía cae un 1.8% y el segundo año 2017 se recupera levemente en 2.9%. Hoy los argentinos temen volver a la situación de 2001.

A mi juicio el error del gobierno argentino es que aplicó recetas neoliberales de hace 20 años en un mundo en donde el modelo fue derrocado por sus propios adláteres. En efecto, ante la crisis financiera de 2008 los gobiernos neoliberales de las economías desarrolladas utilizaron toda su capacidad de emisión de deuda para apuntalar bancos y empresas en quiebra, con los que rompen con el principio neoliberal de que el estado no interviene en la economía. Desde ese momento las opciones de política económica dejan de ser las mismas que aprendieron de los economistas de la escuela de Chicago.

En Argentina el retroceso hacia un modelo abierto no tomó en cuenta, no solo el hecho que el modelo neoliberal a nivel internacional está en el pavimento, sino que el gobierno de Trump está dando señales inequívocas de que pretende regresar al proteccionismo.

Si el gobierno de Macri me hubiera pedido una lista de todas las medidas que no había que tomar ya tenemos la lista de las medidas tomadas por Macri y su grupo de empresarios sin visión macroeconómica. El primer paso equivocado de Macri fue justamente eliminar el Ministerio de Economía y transformarlo en un Ministerio de Hacienda.

Luego siguen los errores. Al eliminar los subsidios a los servicios básicos eleva los precios de estos servicios en un 500% lo que impulsó la inflación, lo primero que se comprometió a controlar. Al eliminar los impuestos a la exportación redujo los ingresos del gobierno, redujo la capacidad de pago de una deuda del 52% del PIB y de paso redujo la oferta interna porque sin impuestos de exportación se hace mas atractiva la exportación. Al elevarse la tasa de interés en la reserva federal de los Estados Unidos los capitales a los que les eliminó las restricciones de entrada y salida se fueron hacia la seguridad de la potencia norteamericana. Esto reduce la inversión y hace caer el PIB. Al salir volando los capitales hacia Estados Unidos, adicionalmente se reducen los dólares por lo que baja el valor del peso.

Al devaluarse el peso se le encarece el pago de la deuda y nuevamente eleva los precios. Al elevar los precios y reducir la oferta de alimentos que se van hacia el extranjero eleva la inflación. Reducir la planilla estatal esta muy bien en época de crecimiento económico, pero en época de recesión el aumento del desempleo reduce aún más el poder de compra o sea la demanda. En lugar de aplicar medidas anticíclicas implementa medidas procíclicas o sea agudiza la crisis y la recesión. Al elevar la tasa de interés al 60% para contraer la inflación lo que hace es reducir la capacidad de inversión porque encarece el costo del dinero.

Cuando rueda la bola de nieve es muy difícil pararla, aun menos si los actores toman decisiones equivocadas que luego revierten. Es el caso de los impuestos de exportación que Macri eliminó y ahora los impone nuevamente. Esto da muestras de incapacidad, pésima consejera para el mercado.

Lo peor que puedes hacer en esta circunstancia es solicitar más dinero prestado sin tener controladas las razones de la crisis, elevar aún más la deuda que ya no puedes pagar y entregarte a los brazos del usurero.

Las medidas económicas que debe tomar Argentina, salvo mejor criterio son:

Elevar el impuesto de exportación para disponer de comida en el país y evitar la explosión social. De hecho, la devaluación ya conviene a los exportadores.
Reestructurar la deuda
Aplicar medidas anticíclicas
Reducir el precio de los servicios públicos a los niveles anteriores
Aumentar el impuesto al consumo de bienes no primarios y bienes importados
Ir reduciendo paulatinamente los subsidios terminando en los servicios públicos cuando se salga de la crisis.
Evitar el aumento del endeudamiento

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10 de septiembre de 2018

SOBRE EL DÉFICIT FISCAL EN LA ECONOMÍA PANAMEÑA


Por Felipe Argote


Antes de 2008 no había en Panamá legislación alguna que comprometiera al estado a respetar una disciplina fiscal. Es la ley 34 de 2008 la que instaura un compromiso del estado de que su déficit fiscal no será mayor del 1% del producto interno bruto PIB. Sin embargo, como es corriente en nuestro país, este compromiso no lo asume el gobierno en ejercicio, el del presidente Martín Torrijos, si no que este se compromete a lograr la disciplina fiscal en el 2011, en el segundo año de mandato del gobierno siguiente.
Mientras la economía panameña seguía creciendo a dos dígitos, el gobierno de Ricardo Martinelli no se limitaba en el gasto. Un número plural de edificaciones, la ampliación del canal y un entorno internacional favorable elevó el crecimiento económico, pero aun con este incremento del PIB el déficit se elevó, empujado por el aumento espectacular del gasto. Ante esto, el gobierno decidió reformar la ley 34 casándola con la creación del Fondo de Ahorro de Panamá. El FAP traslada los ahorros del Fondo Fiduciario para el Desarrollo creado por el gobierno del presidente Ernesto Pérez Balladares a partir de los ingresos proporcionados por la privatización de las empresas estatales en la década del 90 del siglo pasado.
La ley 38 del 2012, adicional a la creación del FAP, que a diferencia del Fondo Fiduciario es un “fondo soberano” creado en países con superávit para establecer inversiones eficaces y aprovechar los ahorros para darles más rentabilidad que un fondo fiduciario, incluye el creativo concepto de “déficit ajustado”, que a mi juicio era el propósito real del cambio en la norma. El déficit ajustado consiste en aumentar el déficit máximo comprometido en un monto idéntico a la diferencia de los aportes del canal y el 3,5 por ciento del PIB. El criterio es que se espera que el canal brinde en utilidades el 3.5% del PIB. Si no lo hace, entonces la diferencia se ajusta al déficit fiscal elevándolo. Por ejemplo, en ese año 2012 el PIB panameño fue de 40,600 millones de dólares. El canal ese año aportó al estado una utilidad de 1,032 millones de dólares. De entregar el 3,5 por ciento del PIB transferiría 1,415 millones de dólares. La diferencia no entregada, esto es 383 millones de dólares se suben al déficit que si fuera del 1% sumaria 404.3 millones de dólares.  La diferencia no aportada permite una razón para elevar el déficit por lo que puede ser de 787.3 millones de dólares. Esto es 1.9% del PIB. Luego establece un compromiso de déficit ajustado en 2.9% en 2012, 2.8% en 2013, 2.7% en 2014, 2% en 2015, 1.5% en 2016 y 1% en 2017.
Iniciando el gobierno del presidente Juan Carlos Varella, el Ministerio de Economía y Finanzas se percata que el
déficit ese año, producto de los gastos descontrolados para procurar la reelección del gobierno de Cambio Democrático, iba a cerrar por encima del 4%. Esto sería violatorio de la ley 38, por tanto, impulsa la ley 25 de 2018 que modifica el déficit fiscal ajustado con el siguiente calendario: 4.1% en 2014, 2% en 2015, 1.5% en 2016 y 1% en 2017. Si bien la nueva ley elabora un calendario para recuperar la disciplina fiscal, no elimina el concepto de “déficit fiscal ajustado”, muy cómodo para evadir el compromiso del 1% con el subterfugio del ajuste en función de la diferencia entre el 3.5% del PIB que muy difícilmente puede aportar el Canal de Panamá como transferencia de utilidades al estado panameño.
En el año 2017 el déficit fiscal fue de 1,004 millones de dólares o un 1.7% del PIB, sin embargo, al aplicarse el ajuste este se redujo al 1% establecido por ley. El déficit se redujo porque el Canal de Panamá en lugar de transferir 2,053 millones de dólares que sería el 3.5% del PIB solo transfirió 1,650 millones de dólares. Al reducir del déficit los 602 millones de diferencia aparece mágicamente el 1% aplicado de la contabilidad creativa.
En este año 2018 se esperaba un crecimiento de la economía en un 5.5% por tanto el PIB se calculó en 65,239 millones de dólares, de ser así, el déficit debía alcanzar 652 millones de dólares. Actualmente el pronóstico se ajusta 4,5%.  En consecuencia, el déficit fiscal debe reducirse a 646 millones de dólares.
El canal por su parte ha presupuestado este año transferir al gobierno central 1,736 millones de dólares. El 3.5% del nuevo PIB proyectado es 2,262 millones de dólares, por tanto, el ajuste sumaria 526 millones de dólares, que es la diferencia entre el 3.5% del PIB y la utilidad transferida efectivamente. El déficit ajustado en este año 2018, si se da este crecimiento de la economía, será de 1,172 millones de dólares.
A mi juicio este procedimiento de ajuste del déficit fiscal es innecesario, confuso e irrelevante porque incluye variables adicionales al cálculo que igual no afecta el resultado final. Creo que debe establecerse un1.5% del PIB de déficit fiscal y listo. Esto es 646 millones. De hecho, Panamá con un déficit fiscal real de 1.7%. es uno de los países con menor déficit fiscal en el mundo.
Si eliminamos a Venezuela cuyo déficit está por encima del 20% dentro de América Latina en 2017, según cifras del Banco Mundial, el país de mayor déficit fiscal es Brasil que presentó un 8.2%, luego Argentina con 7% y este año sin duda subirá mucho más, Bolivia con 6.5%, Ecuador 6%, Costa Rica 5.9%, Uruguay con 3.5% y Chile con 2.8%. Países que presentan menos déficit fiscal que Panamá en América Latina son México con1.4%, Paraguay 0.8%, Honduras con 1.5% y Guatemala con 1.1%. Entre los países desarrollados Estados Unidos presenta en el 2017 un déficit 3.5%, Japón 4.5%, España 4.5%, Francia 3.4 % y Reino Unido 3%. Solo Alemania tienen un superávit del 1.1%
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