Por Felipe Argote
Por momentos sentía que la trama se desarrollaba en mi alrededor. Tal vez porque conozco desde niño muy bien lugares similares y la gente bastante parecida. Era como en los tiempos en que vivía en Calidonia y me paseaba por San Miguel. Pero, aunque me familiarizo con la trama, el manejo de los acontecimientos de forma tan genial por parte de Abner Benaim logra que sintiera que algo me apretaba la garganta, por momento me hizo sentir la presión en el pecho. Una genial conducción de los tiempos y de las emociones.
El momento más impresionante en mi caso fue cuando la
hermana de Chief le pregunta a Alicia por qué le dice Chief a su hermano si a
él le dicen Carabobo. El niño había usurpado una personalidad ajena y mientras la
suya la proyectaba como un sujeto de quienes todos se equivocaban, ni siquiera
la policía lo molestaba sin saber que ya había matado a varios, aunque ya era difunto.
Si con alguna película hay que comparar Plaza Catedral en el concepto es con la premiada película brasileña Ciudad de Dios, la historia de Zé Pequeño y Mané Galinha del productor Mauricio Andrade y de la productora María Barata o más recientemente con Siete Prisioneros la reciente producción de Ramin Bahrani, el mismo de Tigre Blanco.
Una producción panameña con una historia impresionante,
un fabuloso guion, pero centrada en actuación. Se trata de una historia que
sucede todos los días en nuestros barrios y en algunas ocasiones en los barrios
de altos ingresos. Son dos historias dramáticas de dos sectores sociales de dos
polos diferentes que se entrelaza en un mismo plano geográfico, en la Plaza
Catedral. Es la historia de un niño que se hace llamar Chief un chico de trece
años que se dedica a trabajar de “bien cuidao” en el Casco Viejo cuya vida se entreteje
con la de una mexicana residente en Panamá a quien a pesar de su alta estándar económico
la vida se le viene abajo cuando pierde a su hijo un año y medio antes, lo que
desata adicionalmente su divorcio, pues su esposo la culpa de la tragedia. Dos
vidas cruzadas por, como diría Rubén Blades “dos problemas distintos, pero dos
tragedias iguales”. Dos mundos distintos por sus diferencias de estatus social pero
iguales dramas catastróficos. La tragedia de Alicia con su vida hecha trizas que
la coloca al punto de pensar en el suicidio es en el fondo similar a la de Chief,
un niño de trece años que decide vengarse de su padrastro policía que violó y embarazó
a su hermana de quince 15 años.
La película es un mensaje directo a los fundamentalistas autodenominados Profamilia, aquellos
que dicen al gobierno que no se meta con sus hijos, como si los problemas sociales de las familias solo fueran que los progenitores se alejan de sus vástagos, porque el padre se la pasa en los negocios y la madre en el club jugando canasta.
Abner Benaim presenta el drama social en toda su crudeza,
pero sin ser sofocante ni demasiado denso en lo visual al momento de presentar
el desastre social.
Espectacular actuación de Ilse Salas y de Fernando
Javier de Casta. Regular actuación de Mauricio Cardona que tampoco me gustó
mucho en “Quien Mató a Sara”
Dirección y guion de Abner Benaim, producción de
Apertura Films. Recomiendo enfáticamente ir a verla. Si no fuera hecha por
Abner Benaim, si no fuera una película panameña también la recomendaría
enfáticamente.
Si te pareció interesante te recomiendo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario