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30 de marzo de 2011

OLGA SINCLAIR

SERIE MUJERES EXTRAORDINARIAS


Por: Felipe Argote

A Olguita la conocí de pequeña, mientras jugaba con mis hermanas en la calle Mariano Arosemena, donde vivimos ambas familias una inolvidable parte de nuestras infancias. Olguita contaba con mi misma edad. En aquellos tiempos aun utilizaba aquellas enormes gafas que casi le tapaban la cara. A Jorge, su hermano mayor, lo recuerdo con su contagiosa risa, su amplia semántica o agarrándose a los puños con otro niño llamado Fonchito. A Miguel, su hermano menor, apenas lo recuerdo gateando ataviado con un pañal y un swetercito.

Su apartamento quedaba en la parte alta de una casa de dos pisos, justo al lado de la escuela Sara Sotillo y diagonal a nuestro apartamento al otro lado de la vía. Justo en mitad de la calle se desarrollaban los domingos los partidos de besibol con bola de caucho bateando con la mano cerrada. El partido entre los niños solo se detenía cada quince o veinte minutos cuando pasaba un carro. Los adultos coreaban desde los balcones apoyando a su equipo favorito. Todos los niños jugaban,  hasta los más chicos como yo, a quienes nos declaraban mantequilla. Esto era que solo bateaba con la mano la bola de caucho, me dejaban correr todas las bases mientras todo mundo aplaudía, aunque la carrera no era válida.

Recuerdo haber asistido en una ocasión a observar al padre de Olga, el laureado pintor panameño Alfredo Sinclair mientras pintaba sus abstractos en su propia casa. Al verlos no imaginaba a quien podían gustarles esos garabatos. Se me excusa porque tan solo tenía ocho años en aquella época,

Recuerdo que desde niña a Olguita le gustaba la pintura e imitaba a su padre moviendo acompasada, como si fuera parte de una sinfonía de Vivaldi, el pincel sobre un trozo de papel blanco.

Tú, mi pasión. Lienzo de Olga Sinclair
Ya crecida hemos visto que su estilo es muy diferente al de su padre Alfredo. Sus figuras enfáticamente anatómicas y sus colores intensos reflejan una pasión y una fogosidad aguda.

El martes 29 de marzo asistí al reconocimiento brindado por la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas al otorgarle a Olga Sinclair la distinción del premio como “Mujer Destacada del Año”.

Fue un acto muy concurrido y emotivo, en donde entre otras cosas tuve la oportunidad de saludar a la señora Olga, madre de la pintora y amiga de mi difunta madre Silvia, al igual que a los otros hijos de la señora Olga, amigos de mi infancia, el Doctor Jorge Sinclair y a Miguel.

La jóven madre. Olga sinclair
Olga Sinclair nació en la ciudad de Panamá en 1957. Tuvo participación desde los 14 años en exhibiciones colectivas de pintura. Luego de estudiar en Madrid, en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos regresa al país donde presenta su primera exhibición individual en 1976.

A partir de 1987 inicia su periplo por el mundo que la lleva a vivir primero en Bolivia, luego se muda a Indonesia por cinco años, para luego regresar a Panamá.

Olga Sinclair ha recibido numerosos premios, entre otros el otorgado por la B'nai B'rtih Irving Zapp de Panamá como personalidad del año, el del Círculo de Mujeres Intelectuales de Panamá que le otorgó la Orquídea Intelectual del año 1999, la Fundación ACDE, Agencia de Ayuda Conjunta por el Desarrollo, le confiere homenaje en el marco del Centenario de la República 2003. La revista Glamour le concedió el Premio de las lectoras, Mujer del Año 2004.

A partir del año 2007 Olga inicia una nueva etapa en su carrera introduciéndose a la escultura mediante su exposición en Panamá y México “Es Pera”. Dos años después, en 2009, publica en Miami su catalogue raisonné “Olga Sinclair: Obras/Works, 1995-2008”. Es un compendium de trece años de su trabajo artístico.

Recientemente mi hijo Daniel Argote estuvo de viaje en Madrid, allí conoció a un español que al percatarse que mi hijo era panameño, le dijo con cierta presunción que en su casa poseía un cuadro de una famosa pintora panameña. Al inquirirle sobre el nombre, el español le contesto muy orgulloso y en un tono un tanto petulante: Pues hombre, Olga Sinclair.
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MAMA CHI

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