Por Felipe Argote

Siempre que me dicen que las cifras de las empresas que administro están muy bien pido el reporte bancario. Si la bondad de los números de ventas no se ven reflejados en la cuenta de banco simplemente se trata de evaluaciones sociológicas o filosóficas, todo menos evaluaciones financieras, todo menos análisis económicos.

Como muchos, quedé sorprendido cuando el ministro Alexander informa al país que en 2022 la economía panameña creció en un espectacular 13.5% en términos corrientes o 10.5% en términos constantes. Esto es uno de los mayores crecimientos de los últimos 60 años. Máxime cuando el mayor crecimiento se dio justo el año 2021 con 18%, seguido con el de 1980 con 13.1%, 2007 con 12% y 2011 con 11.3% . Uno fue tras la invasión y dos en medio de la expansión del canal con el 2021 como rebote de la espectacular caída del 2020.

Para convencerme de que eso es posible me voy al recién divulgado Balance Fiscal Preliminar porque, así como un aumento en las ventas de cualquier negocio se refleja en las cuentas bancarias, un aumento del PIB debe reflejarse en la situación fiscal casi que directamente, en una economía como la nuestra, en donde no hay banca central y por tanto no hay emisión monetaria.

En efecto los ingresos del Sector Público no financiero sumaron $13,273.2 millones por lo que aumentaron en $1,612 millones, esto es un 13.8% por encima de los 11,660.8 millones del 2021 pero también por encima de los $12,285.8 millones de 2019, año que venía en caída con respecto al año anterior que los ingresos del gobierno central sumaron $12,285.8 millones que también fueron superados en 2022.

¿Pero de donde salió esa plata? La mayor parte vienen de ingresos corrientes tributarios directos especialmente de aumento en los impuestos pagados por los asalariados que se elevaron en $301 millones y los pagos por impuestos de las empresas con aumento de $343.4 millones Esto significa que asalariados pagaron 31% mas de impuestos y empresas 63.5% más. Pero también la recaudación se elevó por el aumento de pagos de ITBMS que se elevó en $256 millones.

Este aumento en los ingresos tan elevado es responsable de que a pesar de que subieron los gastos corrientes del gobierno central en servicios personales, esto es planillas en $107.4 millones adicionales, los gastos corrientes se redujeron en $393.5 millones de dólares en especial por la reducción de las transferencias e intereses de la deuda. El canal aumento sus aportes en $88 millones de los cuales por peaje son $81 millones y en planilla$ 6.5 millones.

Contrario a lo esperado, pese al aumento de la deuda en 2022 por $3,786 millones esto es un 9% con respecto a 2021 la relación Deuda /PIB se redujo en 2.2% quedando en 57.9% producto del crecimiento del PIB corriente en 13.5%. Esto le da espacio al gobierno para seguir elevando el monto de la deuda. De hecho, en este mes de marzo el MEF colocó $1,800 millones en bonos globales. Uno por $1,000 millones con vencimiento en 2054 y cupón de 6.853% y la reapertura de un bono global por $800 millones y cupón de 6.40% a redimir en 2035. El MEF tiene presupuestado adquirir financiamiento tan solo este año por $4,153 millones de los cuáles $2,178 es para inversión y el resto para amortizar deuda. Lo interesante es que ante la colocación de los bonos por $1,8000 millones el Ministerio de Economía y Finanzas recibió ofertas de compras por encima de $9,000 millones.

Entonces la respuesta que si estamos quebrados como país es un contundente NO. Panamá no es un país en quiebra, por el contrario, es un país que crece pese a los pésimos gobiernos. Solo estos dos últimos años con todo y crisis el ingreso per cápita creció de $13,374.5 en 2020 a $15,282 en 2021 a $16,710.4 en 2022. Esto significa que cada panameño y panameña sin que variara en un ápice la pésima distribución de la riqueza debió aumentar sus ingresos en 14.3% y 9.3% estos dos últimos años. Esto significa que la mala distribución empeoró.

QUE SECTORES DE LA ECONOMÍA CRECIERON

Debo aclarar que muchas veces se informa los sectores que más crecieron y no se dice cuánto es su peso en la economía. Esto lleva a confusión porque no es lo mismo que crezcan construcción, logística o comercio que tienen un peso superior al 10% de la economía a que crezca el sector agropecuario u hoteles y restaurantes que apenas ocupan menos del 3%.

En el año 2022 el crecimiento del PIB fue de un espectacular monto de $10,320 millones mientras la deuda pública se elevó en un enorme monto de $3,528 millones.

Si reducimos el valor por inflación tenemos un crecimiento en términos reales de $7,165 millones de dólares. A esto aportó en especial el comercio con $2,031.5 millones adicionales, esto es un 28% del crecimiento, la construcción con $1,620.7 millones lo que significa un aporte del 23%, luego la logística con $1,008 millones, esto es 14% y el sector inmobiliario con $827 millones o 12%. La minería solo aportó $171 millones adicionales o 2.4% De hecho la participación de todo el sector de minas y canteras bajó de 4.12% a 3.98% del PIB.

En síntesis los panameños y panameñas en 2022 como siempre, se levantaron antes de la madrugada a tomar el pésimo transporte público o en sus vehículos propios a maltratarlos con las pésimas carreteras a sufrir un tranque de horas y regresar en medio de la noche a atender a sus hijos. Muchas veces las pocas horas de descanso la invierten recogiendo el agua por la pésima gestión de los gobiernos. Con poco tiempo para ayudar en las tareas de sus hijos, eso cuando hay clases debido a que las escuelas se caen a pedazos. A veces sin sillas, sin laboratorios y menos computadoras. Aun así, la gente salió a producir y pagó impuestos al punto de que el gobierno recibió $1,600 millones adicionales producto del crecimiento de dos dígitos de la economía.

Sin embargo esos que salieron a producir no recibieron de vuelta el fruto de su trabajo ni de su aporte en forma de impuestos, en cambio el gobierno en lugar de agua, en lugar de escuelas, en lugar de medicamentos, en lugar de subirle las pensiones a los jubilados, se ha gastado el dinero en clientelismo, en corrupción, en bolsas de comida, bloques y hojas de zinc para repartirle a diputados. Se dedica a exonerar y subsidiar a los mas ricos comprando la producción de mala calidad a alto precio, exonerando a multimillonarios y subsidiando empresas zombis. Dando bonos a copartidarios, parientes y lúmpenes para garantizar según ellos la paz social.

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