El modelo neoliberal se paseaba orondo por el mundo, abrigado tiernamente por el llamado Consenso de Washington, cuando repentinamente se estrelló de narices con la realidad de una recesión. Los economistas neoliberales fundamentalistas del mercado, que estuvieron un año barriendo debajo de la alfombra la burbuja inmobiliaria, saltaron a justificar que… nadie podía haber predicho esta recesión. Eso es cierto. Nadie puede por arte de birlibirloque conocer el futuro financiero si la regla es que no existe ninguna regla.
La crisis financiera se inicia desde finales del 2007 pero fue escondida deliberadamente debido a que en ese momento se encontraba Estados Unidos en plena campaña electoral. La declaración publica de una recesión no era conveniente para las pretensiones del partido republicano en el poder en ese momento. No bastaba con que la población estuviera hastiada de las mentiras de las armas de destrucción masiva, de los soldados y soldadas fotografiándose ante pilas de prisioneros de guerra desnudos en Irak, ni de las cárceles clandestinas en Guantánamo. Una recesión sería negativa para las pretensiones polìticas de los herederos de George Bush y Dick Cheney, así que escurrieron el bulto.
Sin embargo no era posible esconder la realidad para siempre. Así que la bomba inmobiliaria de “activos tóxicos” explotó llevándose en su dinámica a la mayor economía del mundo y como un castillo de naipes al resto de la economía global.
¿Pero, cómo inició todo? Veamos: La desregulación, piedra angular del modelo neoliberal, el estado que no interviene y los mercados eficientes, determinaron el crecimiento de una burbuja inmobiliaria. Esto es muy sencillo. Los agentes hipotecarios, figura parecida a los agentes de seguros en nuestro país, al no tener límites en su manipulación de los mecanismos de consecución de financiamiento para sus clientes potenciales, decidieron torcer la realidad financiera de los individuos con expectativas de adquirir viviendas. Así, establecieron por ejemplo a aquellos que no tenían capacidad de pago para adquirir una vivienda de digamos $150,000 un sistema en donde el comprador pagaba una fracción de la mensualidad por cinco años y en los siguientes tendría un aumento sustancial basado en la premisa de que el deudor aumentaría sus ingresos en los próximos años. De esta forma pagaría su hipoteca en el tiempo estipulado en el contrato.
Por supuesto que este aumento de los ingresos no ocurrió en muchos de los casos y las personas empezaron a perder sus viviendas por falta de pago. Esto se agrava por el hecho que al establecer estos mecanismos ficticios se eleva el precio de las viviendas, ya que existe una demanda insatisfecha que no corresponde a la oferta real. Se puede imaginar que en nuestro país aquellos que apenas poseen capacidad de pagar una hipoteca de una casa de $60,000 adquieran una de $150,000 con la esperanza de elevar sus ingresos después de cinco años. Esto eleva el precio de esas mismas casas ya que aumenta la demanda. Las casas aumentaron pues de precios Esto no detuvo por supuesto a los agentes de hipotecas que nuevamente torcieron las posibilidades de crédito de los demandantes para adquirir su comisión de venta. Pero al iniciarse la pérdida de casas o sea al explotar la burbuja, éstas bajaron a su precio real. Un ciudadano que compró una vivienda en $150,0000 y la perdió a los cinco años, no había abonado más de $3,000 al capital porque recordemos que su mensualidad era inferior al promedio, pero la casa se remató en $100,000, porque como dijimos bajó de precio en el mercado. Luego el ciudadano perdió su casa, no tiene donde vivir y sigue debiendo $47,000 al banco.
Una mente sagaz preguntará cómo los bancos concedían préstamos en estas condiciones. Muy sencillo. Al no haber regulación, estos bancos a su vez vendían las hipotecas, o sea la deuda de los ciudadanos, en el mercado financiero mediante bonos. A la pregunta de qué respalda al bono, la respuesta es… hipotecas. Y como todo el mundo esta convencido que la hipoteca es el activo mas seguro, lo compra en el mercado sin ninguna aprensión.
Por supuesto, al explotar la burbuja las casa bajan de valor, las personas pierden sus viviendas y los tenedores de las deudas, ya sea mediante bonos, ya sea mediante hipotecas, caen en posibilidades de quiebra porque el activo vale menos que los bonos. Esto es la génesis de la crisis financiera y lo que lleva a la economía mundial a la recesión que ahora sufrimos. Actualmente los fundamentalistas del mercado como Alan Greenspan y todos los asesores de la administración Bush están tan turbados que no atinan a explicarse ellos mismos qué esta pasando, mientras la nueva administración Obama procura detener la caída libe de la economía con medidas keynesianas, metiendo gran parte del dinero de los contribuyentes para salvarle la cabeza a la General Motors y a todas los que se rasgaban las vestiduras pidiendo que el estado se limitara a hacer carreteras y construir colegios públicos. Son aquellos grandes capitalistas que en el pasado presionaron y lograron mediante el modelo neoliberal privatizar las ganancias y hoy quieren socializar las pérdidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario