Elblogdefelipeargote XVI TEMPORADA: MI GRADUACIÓN EN LA UNIVERSIDAD INTERAMERICANA

3 de abril de 2012

MI GRADUACIÓN EN LA UNIVERSIDAD INTERAMERICANA

Por Felipe Argote

A fuerza de ser honesto, debo confesar que cuando hace un año se me informó que para cumplir con los requisitos de la ley 30 los profesores debíamos obtener un título de posgrado en docencia superior, pensé que luego de catorce años de estar dictando varias cátedras de maestría en la Universidad Interamericana de Panamá y en la ULACIT, ¿Quién podía enseñarme a mí como dictar clases? Si la primera graduación de posgrado en Panamá se dio en el año 2006 y yo inicié a dictar clases de maestría en el año 2007.

Un año después de esta primera reacción, debo aceptar que estaba rotundamente equivocado. La iniciativa de exigirnos tomar un postgrado en educación superior fue no solo conveniente, sino necesaria. El postgrado en educación superior me abrió el conocimiento en técnicas de enseñanza que de otra manera no hubiera conocido nunca. Las clases del profesor Arturo Rivera me hicieron conocer que el plan de modernización del diseño curricular no solo en muy bueno sino que surge con treinta años de atraso. Los aportes del profesor Eric Prado en informática educativa me han servido no solo para mejorar mis clases sino para mejorar mi página web. Las clases de la profesora Mirna de Crespo, con su paciencia de monje lama, me obligaron a recuperar y ampliar mis conocimientos en metodología de la investigación científica. Las clases de aprendizaje de la profesora Silmax Macre me abrieron los ojos a descubrir que existen mecanismos diferentes para transmitir el conocimiento y que concurren investigadores que hoy están aportando nuevas técnicas que ni siquiera sospechaba.

En la clase de evaluación de los aprendizajes aprendí un término que ni siquiera conocía su existencia: rúbrica. Y luego la elaboración de las matrices para ser justos en la evaluación de los estudiantes. La clase de desempeño docente con la profesora Ellis Vergara me dio la oportunidad de recibir la retroalimentación crítica en las presentaciones de mis cursos, aunque la profesora insistía en que retroalimentación no era una palabra aceptada por la Real Academia Española de la Lengua.

Debo decir que lo más divertido del postgrado fue la sustentación de la novela 8-16, en la clase del profesor Pablo Navarro, que en el grupo decidimos presentarla en forma de socio drama y lo más difícil fue la elaboración de las rúbricas para la clase de evaluación del aprendizaje.

Con la misma medida de la honestidad en el balance, debo decir que lastimosamente aun a este nivel nos encontramos con la mediocridad de algún profesor que improvisa clases, que no prepara su curso, que lo encontramos en el último día de clases explicando atropelladamente trabajos que deben entregarse después de terminado el curso. Por suerte esto es una rara excepción y no la regla. Aunque si esto no se diera, no estaríamos en Panamá sino en Suiza o en Finlandia, y yo de lejos prefiero estar aquí.

En cualquier caso el postgrado en docencia superior ha sido una invaluable experiencia que recomiendo con ahínco. La Universidad Interamericana de verdad que se tomó el trabajo de brindarnos en su gran mayoría un grupo de profesoras y profesores de lujo, que en ningún momento tomaron su trabajo como algo para cumplir un trámite o un requisito legal, sino que se esforzaron, como corresponde, en procurarnos aprendizajes significativos y que lográramos obtener las competencias. Todo a un precio mínimo, con el objetivo demostrado en la práctica de elevar la calidad de su cuerpo docente, lo cual se los agradezco profundamente.