Por: Felipe Argote
Históricamente existen grupos bien ilustrados
que deciden por el conjunto de la sociedad cual
será la división de las tareas
en el proceso de producción y cómo será la distribución de los bienes
producidos. Por supuesto que estos sistemas le serán convenientes a sus
propósitos egoístas. Sin embargo para consumo del vulgo, es necesario colmarlo
de material ideológico que los motive a discurrir que su propósito en la vida
es inmanente a un destino preconcebido
por fuerzas superiores a nuestro intelecto. Así por ejemplo, si el nazismo le
dijera al pueblo alemán que su propósito era desatar una guerra para recuperar
los insumos, carbón y acero arrebatados por los aliados de la triple entente en
el tratado de Versalles por la que finaliza la primera guerra mundial, insumos necesarios
para su industria y el mercado para sus productos, así como una mano de obra
barata, muy pocos hubieran dada la vida por el füher. Pero si le convencen de
que la raza aria es la raza superior y su destino está ligado a un propósito
divino que nos constriñe a dominar el mundo, pues todos estarán marchando al unísono
con paso de ganso, el brazo en alto, colmados de adrenalina, dispuestos a dar
la vida por el objetivo de dominar el mundo en un nuevo orden mundial dirigido por los germanos.
Esta introducción tiene como objetivo poner
en perspectiva el sistema económico feudal. Al desbarrancarse el imperio romano,
se viene abajo a su vez el centralismo de este sistema esclavista. Por tanto
surge un sistema descentralizado en donde un monarca o rey se hace cargo de un territorio
mediante el control de un ejército. Este dominio territorial queda a cargo de
señores de la guerra que pagan tributos al rey a cambio del respeto a sus señoríos.
El señor feudal controla tanto la tierra como a los campesinos que viven en
ellas. Ellos no son esclavos, son siervos a los cuales se les permite vivir en
los dominios del feudo. A cambio de
permanecer en las tierras los campesinos deben dar la parte de la cosecha que
les imponga el señor feudal quien los protegerá de invasiones vecinas con su ejército.
Por supuesto que este sistema contractual es
muy bien comprendido por los dirigentes del
feudo, aunque para efectos del
vulgo la estructura debe llenarse con ideología. El rey es el representante de Dios
en la tierra. Esto lo confirma la santa iglesia que lo corona como tal a nombre
de Dios. Las tierras son por tanto propiedad del rey quien lo da en concesión a
los señores feudales, a quienes les concede algún título nobiliario como
condes, duques, marqués, etc. Para acceder a este título debe tenerse sangre
real, así nos desembarazamos de algún líder campesino que quiere ocupar la posición
de noble. Solo los familiares de rey tienen sangre real, por tanto solo ellos
pueden ser nobles.
El feudalismo era un sistema descentralizado formado
por tres grupos bien delimitados: los militares, los religiosos y los campesinos,
con roles muy bien definidos. Los militares eran responsables de cuidar militarmente
el feudo, expandirlo mediante la guerra y conseguir mayores riquezas arrebatándoselas
a reinos de los alrededores, o bien irse más lejos a la llamada tierra santa a
expulsar a los judíos y musulmanes y de paso arrebatarles sus riquezas en
nombre de dios.
Los religiosos bendecían las batallas y sus
atrocidades y confirmaban la disposición divina de que los nobles actuaban a
nombre de dios. Los campesinos eran los que mantenían con su trabajo tanto a
curas como a guerreros, pagando obligatoriamente el diezmo y otros impuestos a la
iglesia y parte de su cosecha a los nobles.
El noble por disposición divina bendecida por
el clero era el que administraba la riqueza
producida por los campesinos. La
iglesia confirmaba que este era el orden dispuesto por dios, impartía justicia
y castigaba a quien se opusiera a este orden ya que era oponerse a dios y la
muerte tanto como los castigos más brutales e inhumanos fueron inventados por
los curas para quienes no se adecuaran a las disposiciones divinas.
Los vasallos debían serle fieles al señor
feudal lo cual incluía estar dispuesto a acompañarlo a la guerra.
El siervo de la gleba es el grupo humano que surge
de la relación contractual procedente de
los últimos tiempos del imperio romano. Tanto los esclavos libertos, como los
bárbaros que se quedaron en la tierra luego de las guerras, como los plebeyos,
establecen acuerdos de protección de un señor de la guerra que posee los
soldados armados necesarios para defender
a los siervos. Mientras los soldados luchan, atacan, defienden y se entrenan,
los siervos producen lo necesario para mantenerlos.
El feudalismo se inicia con la caída del
imperio romano a finales del siglo IX y principios del siglo X en Francia primariamente.
Termina con el surgimiento del capitalismo en el siglo XVIII poco antes de la
revolución industrial.
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