Por Felipe Argote
Cuando
se habla de criptomonedas, se refiere a un denominado esquema Ponzi o piramidal
en donde el crecimiento de la inversión no se basa en un proceso productivo que
genera valor sino en la entrada de nuevos inversionistas de los cuales los anteriores
toman su dinero en forma de utilidad. En la medida que crezcan los aportes de
los nuevos inversionistas en la proporción suficiente seguirán ganando dinero
los que se encuentran en la base de la pirámide, pero cuando se reduzca a un
punto crítico la entrada de nuevos inversionistas el esquema Ponzi se viene
abajo. Este esquema toma su nombre de Carlo Ponzi quien, aunque no fue el
primero en implementarlo se hizo muy famoso con su estafa en la década del veinte
del siglo pasado.
Actualmente
se calcula que se han creado alrededor de 2,300 criptomonedas en el mundo de
las cuales la mitad han desaparecido, llevándose consigo el dinero de los
incautos inversionistas dispuestos a hacerse ricos o aumentar sus fortunas sin
necesidad de desperdiciar la fatiga que esto conlleva.
Estas
monedas virtuales se transaccionan a través de las llamadas cadenas de bloques.
De hecho, la primera utilización de la cadena de bloques se aplicó en 2009 con
el bitcoin por el ahora legendario Satoshi Nakamoto. Se trata de contenedores
de información en conjuntos a los cuales se le añade metainformación
relacionada con el bloque de la cadena anterior. Lo interesante de este proceso
es que la información contenida solo puede ser modificada mediante el cambio de
los bloques posteriores, lo cual hace que esta información sea muy poco
propensa a ser modificada y por tanto posea alto grado de confiabilidad. Esto
significa que la transacción no requiere de un ente central que garantice la
integridad de los datos. Dicho de otra manera, actualmente los ciudadanos dependemos
de la confianza en un banco para hacer transacciones como enviar dinero por ACH
o recibir un cheque con la seguridad de que la entidad financiera nos dará a
cambio el valor correspondiente, para luego comprar productos o recibir
servicios. En la cadena de bloques la seguridad que nos da la criptografía y la
línea temporal de la cadena elimina la intermediación. Por eso la cadena de
bloques no está necesariamente atada a las criptomonedas, es una tecnología que
nos sirve para guardar y enviar registros contables, propiedades, impuestos,
dinero, con la confianza que no pueden ser editados, borrados o transferidos en
el camino. A mi juicio la cadena de bloques tiene un gran futuro en las
transacciones financieras y de otro tipo, pero las criptomonedas siguen y
seguirán siendo un esquema Ponzi.
BITCOIN EN EL SALVADOR
Durante
el periodo de caída del bitcoin en las últimas semanas se han cerrado un 47% de
las direcciones activas que comercian lo cual significa que mucha gente vio
desaparecer su dinero y no lo sabemos porque no existe un ente a quien reclamárselo.
Si tienes 10,000 dólares en el banco y de repente desaparecen vas al banco a reclamar,
si no te hacen caso vas a la superintendencia bancaria en donde muy
probablemente te ignoren o te asesoren de que vayas a negociar con el banco o finalmente
le pones una demanda que nunca fructificará por lo que perderás el dinero más
lo que te quitó el abogado, pero al menos tendrás la sensación de haber peleado
por tus derechos. Pero por otro lado si aquel lugar en donde enviaste dinero a
cambio de una cartera de bitcoins ya no aparece en tu enlace ¿A dónde vas a
reclamar?
La
decisión de El Salvador y el impulsivo presidente Bukele no lo voy a catalogar
de un disparate porque este país podría ubicarse como el centro regional del
esquema Ponzi en donde pocos o casi ninguno de sus ciudadanos serian parte. Recordemos
que un solo bitcoin vale entre 30 y 40 mil dólares. Tampoco recibirán remesas
en bitcoins a menos que estén en el negocio de armamento o drogas a gran escala
y prefieren el bitcoin por su escaza trazabilidad. Entonces colijo que el inanalizable
presidente centroamericano pretende que se trasladen lo correspondiente a
operaciones regionales de la estafa legal a un país en donde el PIB es un 40%
del panameño, con una población dos millones mayor que la nuestra, por tanto, cualquier
inversión que en otros países podría ser poca, en este sobrepoblado país resulta
una gran inyección económica.
Solo
como elemento aclaratorio debo decir que la supuesta moneda virtual denominada “el
petro” que anunció hace unos años el gobierno de Venezuela no era tal cosa como
una moneda virtual, pues al ser respaldada con petróleo se trataba de un bono
soberano con un nombre curioso. Las monedas virtuales no se respaldan con nada
y por eso, entre otros elementos, son volátiles y especulativas.
Pero
solo pensar en la posibilidad de que Panamá con nuestro centro bancario haga
del bitcoin una moneda de curso forzoso me hace temblar de miedo, ante la seguridad
de que los diputados procedan de inmediato a colocar con nuestros impuestos supercomputadoras
en sus casas de playa para minar Bitcoin o mejor crear nuevas monedas virtuales
de curso forzosos para aumentar su enriquecimiento ilícito a costa del sudor de
nuestras frentes.
Seguro
algún inocente con altos niveles de confianza en la humanidad dirá que si legalizamos
las criptomonedas no saldremos de las listas negras. Nada que ver. No saldremos
de las listas negras hasta que cerremos el Centro Bancario o los países desarrollados
pasen a ser tercermundistas, lo que ocurra primero.
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Si es verdad que hay muuucha especulación y ciertos esquemas ponzi pululando por el ecosistema blockchain, declararlos todos un ponzi es una generalizaciòn injusta, si profundiza un poco vera que hay una tecnologia, con casos de uso especificos, que producen valor, por los beneficios que tienen. Y uno de esos casos de uso es hacer la misma funciòn que el papel (en el papel moneda), representar unidades de valor monetario. Adicional es analogico al advenimiento del internet, Panama se podria beneficiar mucho de en lugar de mirar hacia paradigmas desfazados, abrazar el futuro, con precaución sin lugar a dudas, pero con impetú.
ResponderEliminarfalsas equivalencias, las ponzis y los casinos son controladas por una sola entidad y la casa siempre gana, nose si ignora eso o voluntariamente lo omite para emitir su argumento de mala fé
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