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25 de febrero de 2014

BEIJING HOY



Por: Felipe Argote

No es mi primer viaje a China. Ni siquiera el primer viaje a Beijing. Aunque no estuve antes de lasreformas de Deng Xiao Ping, me es evidente que no resulta ser la China que vimos en las películas de Hollywood,  aquella de pequeñas callejuelas abarrotadas de puestos de legumbres, en donde asiáticos de moño largo halan un carruaje de dos enormes ruedas con turistas occidentales sorprendidos y atemorizados al verse rodeados de chinos en aquellos barrios de muy alta densidad poblacional. 


Beijing, por sus espacios amplios, sus amplias avenidas y su cantidad de altos edificios que se ven hasta perderse la vista, más se parece a una ciudad americana que asiática o europea. En el Hilton de Beijing, ubicado en la calle Dong Fang, en el segundo anillo, se procura combinar los enormes espacios americanos con la belleza de los adornos de lámparas de papel chino. En el lobby, un mural enorme celebra los 25 años de la cadena de Hilton en Beijing. En la amplia habitación no encuentro la biblia que acostumbra colocarse en la mesita de noche en los hoteles norteamericanos, y no es que la estuviera buscando, en cambio se me ofrece el libro “Mao Zedong on Diplomacy”, una compilación editada por el ministerio de asuntos exteriores de la república popular China y el centro de investigaciones del comité Central del Partido Comunista Chino.

Aventurándome a caminar por las calles alrededor del hotel, con un frio de 16 grados bajo cero, antes de que inicien mis reuniones de negocios, me encuentro con aspectos que vale la pena relatar: la entrada al metro es apenas un elevador a un lado de la calle que aparece desapercibido al observador desatento. Al costado, un baño público gratuito de muy buen aspecto en cuanto a su fachada y limpieza. Un puesto de revistas demuestra los enormes cambios que ha sufrido China en los últimos años, todas las revistas colocadas son de lecturas superficiales. Logro distinguir entre el cúmulo de publicaciones en donde se confunden letras occidentales con el alfabeto chino, una revista Mary Claire. En medio de revistas con modelos varones elegantemente vestidos, parejas sonrientes  y chicas en poses sugestivas, sobresale una linda jovencita china mostrándose coqueta en ropa interior.

YAO MING
En las amplias avenidas con pasos elevados transitan miles de automóviles, la gran mayoría nuevos,
los taxistas legales y los piratas se disputan a los pasajeros. La última vez que vine a Beijing con mi hijo Daniel, un taxista pirata le tomó la maleta para casi obligarlo a tomar su taxi antes que ambos lo rellenáramos de improperios. El volumen de autos en la capital China me recuerda lo lejos que están de los miles de bicicletas que se veían en los documentales de los tiempos de la revolución cultural. Los chinos han cambiado sus bicicletas por automóviles del año. Los turistas en cambio no pueden manejar. No existen arrendadoras porque para manejar debes tener licencia china.

En los lugares turísticos miles de excursionistas, la gran mayoría chinos, contemplan cámara en mano la plaza de Tiananmen, el Palacio de Invierno, el zoológico de Beijing con sus pandas gigantes en cautiverio, pero lo más impresionante, sin lugar a dudas, es la gran muralla. Muy cerca de la capital la enorme muralla serpentea entre las montañas hasta perderse en la vista.  Mientras se sube por los enormes peldaños de piedra parece increíble que esta obra majestuosa de más de 8,800 kilómetros fuera construida entre el siglo V AC y el XVI de nuestra era.  

En el otro extremo, el nido de pájaros, el majestuoso estadio construido para el olimpiadas del 2008 contrasta lo antiguo con la moderna Beijing, igual el edificio de la cadena televisiva china CCP cuyo edificio, una joya de la arquitectura se dice que costó más que el estadio.

En las calles se levantan enormes letreros publicitarios en donde se ve a Michel Jordan, Leonel Mesi y Cristiano Ronaldo, aunque sobresalen en cantidad de anuncios los rostros de Jackie Chan, el virtuoso pianista Lang Lang  y el pívot de dos metros 28 centímetros, por 8 años jugador de los Houston Rockets en la NBA, Yao Ming.
En el centro de Beijing el nivel de contaminación parece mayor que la última vez que la visité hace
dos años. El gobierno le dio plazos a las fábricas para que se mudaran del centro de la ciudad a fin de disminuir el nivel de contaminación. Algunas se mudaron a lugares como Qindao, Ningbo y Cixi, otras prefirieron trasladarse fuera de China, hacia Vietnam, Malasia o Singapur. Sin embargo aun se notan muchas columnas de denso humo saliendo de chimeneas que se yerguen echando a perder el paisaje, justo en medio de los altos edificios de la capital.

EL AÑO DEL CABALLO
En el famoso mercado de antigüedades de Panjiayuan logro comprar en 100 renmimbis un dorso en bronce de Mao que la vendedora inicio ofertando con el precio de 600.  En las tiendas de la ciudad prohibida consigo recuerdos muy baratos comparados con sitios turísticos de otros países.

Antes de salir hacia Beijing, mi hijo Jahir me hizo dos preguntas con el  sarcasmo heredado de su padre. Me preguntó si en China se habla del año nuevo chino o solo del año nuevo, y si existen chinatown en China. Para mi sorpresa en Beijing  los letreros en los escaparates de las tiendas no se refieren solo al año nuevo, en este caso el año del caballo de madera, sino del año nuevo chino. Sobre la segunda pregunta pues evidentemente no existe un chinatown en Beijing. 

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1 comentario:

  1. Felipe, me encantó tu artículo sobre Beijing. Uno de mis sueños es visitar China y lo haré pronto pues me he propuesto vencer mi miedo a volar por tantas horas. ;)
    Quely...

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