Cada
vez que leo sobre los mercados eficientes, aquella teoría económica basada en
la escuela austriaca de Von Hayek, Friedman, Von Mises, entre otros, que asume
que las personas siempre toman decisiones acertadas, me ahorro el tiempo que le
dedicaba a ver programas de humor.
Hace
un tiempo, en los momentos que tomaban preso a David Murcia por su fraude
piramidal, yo estaba departiendo con unos amigos. En medio de la velada dos de
ellos sabiendo mi formación profesional, no me pidieron consejo sino que me
aconsejaron que los acompañara en una aventura infalible que consistía en
invertir unos dólares y recuperar el doble en menos de seis meses. Un amigo los
había invitado a una reunión donde un supuesto especialista financiero
explicaba y luego vendía los certificados de participación. Al tratar de
persuadirlos de que no había en estos momentos una operación económica que
rindiera tanto, salvo el narcotráfico, me interpelaron con una sonrisa ingenua
que las inversiones no eran realizadas en Panamá, que la plata se iba para
Nueva York en donde se reproducía rápidamente en inversiones seguras de la
bolsa de valores en compra y venta de acciones. Que no había peligro ya que en
Norteamérica había muchos controles contra el fraude. Un poco más impaciente
les garanticé que se trataba de un fraude sin duda y que no existían garantías
de que eso fuera cierto. Me expusieron el ejemplo de un amigo muy serio que
había entrado en el negocio con cinco mil dólares y en un mes ya le habían
pagado mil dólares de intereses en sus manos. Al procurar reiterarle lo ingenuo
de su planteamiento ya que su allegado recibió un 20% de su propia plata pero
el 80% restante lo tenía el estafador se molestaron conmigo como si fuera el
responsable de intentar asesinar su sueño. Al verlos nuevamente unos meses
después no me han vuelto a tocar el tema, con lo que he llegado a la conclusión
que efectivamente fueron estafados y les apena decirlo.
No
solo es el caso de Murcia, ni se trata como muchos piensan que las estafas se
ejecutan a personas ignorantes de bajo perfil académico. Por el contrario, este
fraude se reitera desde el famoso caso de Carlo Ponzi, un inmigrante italiano
al que se le concede la creación de las llamadas pirámides en 1919 en Nueva
York. Carlos Ponzi recibía dinero de los inversionistas y pagaba un 50% de
interés en 45 días. Esto generó que de casi nada, ya que Carlo no tenía riqueza
al principio, en menos de un mes llegó a acumular 5,000 dólares de pequeños
inversionistas a los que efectivamente pagó 50% de interés en el término
convenido, todo proveniente de nuevos inversionistas atraídos por los excitados
primeros inversionistas. Tan solo en mayo ya contaba con medio millón y en
julio pasó a 9 millones de dólares. En agosto el negocio se vino abajo con
grandes pérdidas de los nuevos inversionistas y de aquellos que habían
reinvertido sus ganancias. Seguramente no fue la primera vez que se aplicaba el
sistema, el mismo Ponzi confesó que ya lo había practicado en Canadá diez años
antes.
Bernard
Madoff, casi 90 años después desarrolla el mismo esquema, solo que en vez de
prometer 50% en 45 días entrega 15% anual que solo es el doble del promedio del
mercado. Por eso su pirámide no dura meses, dura casi cuarenta años en
derrumbarse. Porque el esquema es muy sencillo, solo debes garantizar que
entren nuevos depositantes que paguen tanto dinero como lo necesario para
cubrir las ganancias de los que entraron antes. Es como el esquema solidario
del seguro social. Los nuevos cotizantes pagan la jubilación de los que
entraron antes, con la diferencia que los que entran están pagando una parte y
los jubilados otra y que la pirámide del seguro debe ampliarse con nuevos
empleados de una economía en crecimiento y aun así llega siempre a su límite.
Madoff era uno de los más respetados analistas financieros al punto que fue
director del NASDAQ, del cual fue uno de sus impulsores.
Pero
no es acaso poco probable que un fraude de cincuenta mil millones de dólares
incluyendo como víctimas a Steven Spielberg, a la heredera de la cadena
L’Oreal, al equipo de los Mets de Nueva York, al Banco de Santander, El BBVA y
el HSBC con esquema piramidal pueda durar cuarenta años. Pues así fue hasta que
el mismo Madoff llamara a su lujoso apartamento en Nueva York a dos de los
directivos sénior de su compañía Madoff Investment Advisory para confesarles
que no podía pagar a unos inversionistas un compromiso de 7,000 millones de
dólares. Les dijo que las cifras de la compañía de inversiones habían caído por
no haber entrado suficientes nuevos inversionistas en el último periodo. Que
todo era un gran fraude. Los directivos llamaron a la policía. Sus nombres:
Andrew y Mark Madoff, sus propios hijos. Esto fue en diciembre de 2008. Ya
había iniciado la crisis financiera global.
Unos
meses más tarde, en febrero de 2009, Sir Allen Standford, un texano nombrado
caballero
por la reina de Inglaterra tres años antes, recibió cargos por
fraude. Standford era el propietario de la Standford International Bank con
sede en Antigua. Su concejo asesor estaba formado nada menos que por Luis
Gustio, ex presidente de Petróleos de Venezuela, Peter Romero, ex embajador de
Estados Unidos en Ecuador, Adolf Ogi, ex presidente de Suiza, Jorge Castañeda,
ex canciller de México, Alfredo Arizaga, ex ministro de finanzas de Ecuador y
Lee Brown, ex alcalde de Houston. El esquema era el mismo que el de Ponzi,
Madoff y Murcia, conseguir inversionistas nuevos para que con su dinero pagaran
las utilidades superiores al 10% que rendía su empresa de inversiones. Según la
revista Forbes, Standford estaba de número 205 entre los más ricos del mundo.
David
Murcia un camarógrafo y vendedor de rifas que vivía en un hotel de cuarta
categoría, pagando 7 dólares por noche en intercambio por publicidad en una
radio católica, en menos de cinco años se transforma en un multimillonario,
tomando los ahorros masivos de personas en Colombia, Ecuador, Venezuela y
Panamá. Pagaba entre 70 y 150 porciento de interés en seis meses. Hubiera
sobrevivido más tiempo si las autoridades no le caen encima acusándolo de
captador ilegal de dinero, solo porque no contaba con los permisos necesarios
para recuperar inversiones como sí lo tenían los respetados Madoff y Standford.
Ya
sabemos cómo aplica el sistema y que sobrevive siempre que cuentes con nuevos
depositantes con suficientes ahorros para cubrir los intereses de los primeros,
pero mientras Madoff y Standford desarrollaban un sistema clásico de captación
de dinero Murcia fue más creativo y contó con la complicidad de muchos otros
negocios, pero por sus altos intereses iba a durar mucho menos aunque iba a
causar y causó mayores desastres porque a diferencia de Madoff y Standford que
le birlaron parte del capital a millonarios y multimillonarios, Murcia se los
arrancaba en su mayoría a personas de bajos y medianos ingresos. Cuando el
gobierno colombiano cerró DMG decenas de miles de personas salieron a exigir el
regreso de sus ahorros. Murcia, a diferencia de Madoff y Standford, les
entregaba a cambio de su capital una tarjeta con la que podían comprar el total
de su inversión en el súper 99, el Rey y las Farmacias Arrocha, entre muchos
otros negocios que habían acordado con el estafador aceptar sus tarjetas. Luego
de seis meses el comprador de la tarjeta, muchos de los cuales ya habían
gastado su propio dinero utilizando la tarjeta pre pago, recibían desde el 70%
al 150% de su inversión inicial. Por supuesto si compras una tarjeta de cien
dólares y eres de bajos recursos la gastas de inmediato en el súper de
Martinelli pero luego de vender tu tierra, tu casa, tu carro y pedir prestado a
menor interés tienes tantas tarjetas que no puedes gastarlas y decides
utilizarlas más adelante, pero la pirámide se cayó antes de gastarla y las
tarjetas no la aceptan más en ningún negocio.
Cuando
las autoridades investigaron la compañía que supuestamente verificaba la contabilidad
de Madoff Investment, una empresa de cincuenta mil millones de dólares, se
encontraron que solo era de tres personas, una de las cuales tenía setenta años
y otra era su secretaria. Cuando los investigadores buscaron quién analizaba
las inversiones de Standford International, se encontraron que solo tenían
acceso el propio Standford y su amigo de secundaria James Davis.
Es muy
probable que de no ser detenido la operación de Murcia hubiera pasado como la
gran tragedia de Albania en 1996 y 1997. En este país, ubicado en el sudeste
europeo, en 1996 los grupos Xapheri y Populli logran captar dos millones de
depositantes en un país de 3 millones y medio de habitantes. El gobierno no se
metió en el asunto, recién había caído el gobierno comunista y el nuevo
gobierno de modelo neoliberal creía que las decisiones del individuo eran
soberanas y el estado no debía meterse, así que todo el mundo vendía o
sacrificaba su ganado, liquidaba propiedades, autos, ahorros e invertía en las
pirámides. Cuando se desploma el esquema hubo tal nivel de disturbios por las
decenas de miles de personas que habían perdido todo, que entonces salió el
ejército albano primero y luego el de la ONU a intervenir en la situación que se saldó con más de dos
mil muertos, la caída del gobierno de Sali Berisha y el país ya empobrecido se
sumergió en la más profunda miseria. Había en las pirámides casi la mitad del
PIB de Albania.
Actualmente los esquemas
piramidales son más ingeniosos, el telar de mujeres acude a la solidaridad de
género y el más ingenioso el Zrii entrega un kit de 2 batidos, de chocolate y
vainilla, 2 sobres de Omega 3, 10 paquetes de café, 2 suplementos nutricionales
y 2 cajas de bebida energética por 1,100 dólares. Si existe libre oferta y
demanda por qué se debe considerar ilegal que alguien quiera pagar mil dólares
por un batido que, según los despiadados malhechores, es capaz de derrotar al
SIDA.
Me matan los mercados eficientes…
Si te pareció interesante, te recomiendo:
SOBRE BILLONES, MILLARDOS Y MILES DE MILLONES
LA PRUEBA DEL ÁCIDO
INDICE DE SOVENCIA
CAPITAL NETO DE TRABAJO
PERIODO DE CUENTAS POR PAGAR
ROTACION DE ACTIVOS
LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL
LA INFLACION Y LA POLITICA MONETARIA
HABLA EN ESPAÑOL, CUENTA EN BALBOAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario